lunes, 26 de mayo de 2014

"Nebraska", Alexander Payne (2013)



Dirigida por Alexander Payne, Nebraska es, bajo mi punto de vista, uno de los mejores filmes que nos dejó el pasado 2013. A través de escenas en blanco y negro, un ritmo paulatino y una fotografía muy bien cuidada (y muy bien acompañada, por una banda sonora genial), el largometraje nos presenta una historia sobre la esperanza que perdura en una mente castigada que se enfrenta a sus últimos años sin nada que perder.

Woddy Grant, el protagonista del filme, es un anciano que entregó su vida a la bebida, olvidando por completo a su familia y convirtiéndose en alguien que se preocupa únicamente por sí mismo. Un día, Woody recibe una carta en la que se le notifica que es el ganador de un premio millonario, de veracidad dudosa para todo el mundo excepto él, que podrá recibir presentándose en las oficinas que la empresa tiene en Nebraska. Con un elemento motor basado en la posibilidad de cambiar su vida por completo, Woody decide emprender su viaje a pie (ya que no tiene permiso de conducir), dejando atrás una familia que le trata como a un loco.

Las primeras imágenes del filme, con un humor conseguido a través de la ridiculez de la situación, nos muestran a un iluso anciano que camina lentamente por una autopista y que es detenido, rápidamente, por la policía. Mediante este suceso, de la misma forma que el espectador, su hijo David conoce el propósito poco racional de su padre e insiste en que lo olvide. Pero la testarudez de Woody y la desesperación de David ante el asunto, harán que éste último acompañe a su padre en un viaje de varios días a través del país en el que crearán el vínculo padre-hijo que el egoísmo de Woody nunca permitió florecer.





Uno de los puntos fuertes de Nebraska es el carácter ambiguo de su género. Es lógico que la historia narrada a lo largo del metraje esté destinada al drama y, de hecho, así se presenta el filme ante el espectador. No obstante, a lo largo del filme son muchas las escenas que provocarán la hilaridad del espectador, a partir del comportamiento alocado de Woody y de diálogos con personajes peculiares que convivirán con nuestros protagonistas durante su estancia en el pueblo natal de Woody (Hawthorne), donde David conocerá a su verdadero padre a través de su pasado.

Mediante un largo viaje, el filme nos llevará por paisajes infinitos (que la fotografía no pasa por alto) hacia un destino desconocido que a pesar de su sombrío aspecto no evitará que David y el espectador deseen con todas sus fuerzas que el premio que Woody parece haber recibido sea auténtico. 

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