sábado, 17 de mayo de 2014

Carretera Perdida, David Lynch (Lost Highway, 1997)



Había leído acerca de David Lynch, de la locura y extravagancia de sus películas, pero nunca me había metido en su mundo. Hasta hoy. Y realmente me he quedado fascinado con lo que me he encontrado. Carretera Perdida es una de esas películas que no te deja indiferente. Al leer la sinopsis esperaba toparme con lo que parecía ser un relato de suspense, pero lo que no sabía era que estaba a punto de meterme de pleno en un largometraje totalmente surrealista.

La película nos cuenta la historia de Fred Madison, un músico que aparenta llevar una vida agradable con su mujer Renee, hasta que su rutina se ve acechada por la tragedia cuando empieza a recibir cintas de vídeo con imágenes de su casa (exteriores e interiores) que le inquietan al máximo. Lo interesante, durante el planteamiento de la película, es que Lynch no incide demasiado en la presentación de los personajes, no sabemos más que lo que vemos de ellos y, una vez visto el filme, puedo decir que no le faltaban razones. Fred es un hombre reservado y parece estar preocupado por algo de forma constante, además de presentar una actitud controladora hacia su esposa, que mantiene un papel pasivo y despreocupado. Hasta aquí el filme presenta el típico carácter de un thriller, pero lo que sucederá a continuación romperá con la cotidianidad de la vida de Fred y la mirada atenta del espectador, que cree enfrentarse al típico suspense: en uno de los vídeos aparece él asesinando a su esposa.

En este punto, la tendencia nos lleva a pensar que se trata del típico filme que juega con lo que es real y lo que no a partir del punto de vista de un protagonista no fiable, pero parece que Lynch no se conforma con ello. Lo que sigue a continuación incluye todos lo elementos necesarios para hacer de un largometraje una obra cargada de reflexión. Estando ya interno en la cárcel, Fred Madison desaparece y su celda es ocupada por Pete, que no sabe cómo ha llegado ahí y la historia toma un nuevo rumbo (McGuffin elevado al cubo). Pete es un un joven que parece tener poca relación con Fred, pero poco a poco vemos cómo no es así del todo: dolores de cabeza cuando suena la canción que Fred tocaba en el club, Renee (mejor dicho, la actriz Patricia Arquette) encarnando un nuevo personaje... Todo se vincula de forma gradual a la vida de Fred hasta el punto de plantearnos si realmente se trata de otro personaje o, si por el contrario, Pete es el reflejo del pasado de Fred.

Está claro que en ocasiones no hay que buscar una respuesta concreta a las preguntas que el cine plantea, pero lo cierto es que Carretera Perdida no logra desaparecer de la mente hasta que se encuentra una explicación lógica (incluso parcialmente). Bajo mi punto de vista la película funciona como un círculo vicioso al que le falta una parte y por esa razón no somos capaces de encajar el golpe. El carácter que Lynch le da a la película es, claramente, de libre interpretación y (casi) todo es posible mientras seamos capaces de justificarlo. Fred Madison afirma al inicio del filme que “Me gusta recordar las cosas a mí manera” y puede que esa sea la clave de todo, pues si consideramos a Pete la versión joven de Fred (sin necesidad de ser dos personajes distintos sino representaciones de dos personalidades a lo largo de la vida de un individuo) entenderemos la estructura del largometraje así como una temática basada en cómo el amor por una mujer puede llevar a un hombre a una intensa desesperación e, incluso, a la locura. Pete es un joven rebelde que se deja llevar por sus impulsos, siendo esclavo del deseo que siente por Alice, mostrando una actitud contraria a la de Fred, que parece llevar el papel dominante en su relación con Renee. Cada personaje representa una forma de llevar una relación con la misma mujer de modo que, desde un punto de vista pragmático, Fred ha tomado las riendas dado que en un pasado era Renee/Alice la que tenía el control en la relación. Como reflejo de ello, en el momento en que Alice afirma a Pete que nunca podrá tenerla (tendido junto al coche al lado de la cabaña), éste se levanta convertido en Fred, habiendo aprendido una importante lección: no te dejes llevar por el deseo. Con Fred de vuelta, tienen lugar una serie de hechos vinculados a los celos y la venganza (asesinato del Señor Eddie), dejando claro que la temática principal del filme es el amor, la pasión y el deseo desenfrenado.

El filme se construye a partir de un carácter simbólico absoluto y creo que es una elección muy acertada a la hora de relatar una historia de amor de este carácter. Cuando Pete acompaña al Sr. Eddie a probar su coche, otro coche le adelanta y el conductor se mofa de él, provocando una ira tremenda en Eddie que no duda en embestirle y amenazarle con una pistola. A estas alturas, supongo que no es necesario decir qué simbolizan dos hombres que circulan por una carretera llena de curvas, compitiendo por ir delante. Eddie, al igual que Andy, es el reflejo de los celos y el amor vinculado al sexo (sexo, dinero, poder...), razón por la cual son odiados por los personajes principales en tanto que amenazan sus relaciones.

David Lynch abre un mundo totalmente descontrolado donde nada parece tener sentido, pero realmente me gustan sus métodos. Ha llegado un punto en que tratar el amor en el cine es caer en el relato de una historia prácticamente banal (véase la comedia romántica y los dramas sensibleros), pero Lynch sabe cómo representar una idea a partir de un conjunto de dinámicas simbólicas que avanzan, frenéticas, como alguien que conduce a toda velocidad por una oscura carretera perdida en mitad de la nada.





1 comentario:

  1. Lynch me parece uno de los dos cineastas actuales que más juegan con el espectador, junto a Haneke, realizan películas totalmente interactivas donde el intelecto del que visiona el film trabaja tanto como el del cineasta.

    ResponderEliminar